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Cuando las reflexiones de otras personas coinciden con las mias me siento menos sola ante el panorama incomprensible que ofrece y siembra el hombre con un hábito y soltura acojonantes.

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30/11/2017 Cuando las reflexiones de otras personas coinciden con las mias me siento menos sola ante el panorama incomprensible que ofrece y siembra el hombre con un hábito y soltura acojonantes.


El entusiasmo, la alegría, la armonía y mi increíble optimismo han sido herramientas indispensables en mi día a día. Todos libramos batallas, unos unas más duras que otros pero lo que únicamente nos diferencia es la actitud ante el conflicto a resolver. Cuando el dolor o el sufrimiento rebasan mis límites es cuando me doy cuenta de lo mucho que me falta para ser más agradecida y menos quejica.

Me encanta escucharle a Víctor Küpper por su forma y excelente humor con que nos hace tener una visión más tolerante hacia nosotros mismos y hacia nuestro entorno. Comprender sin juzgar y sin condenar es dificilísimo y poco constructivo. Las cosas malas tambien deben ocurrir para que se produzcan los aprendizajes propios para los que la vida nos prepara.

Por eso quiero compartir esta entrevista que le hicieron y que habla por sí misma de un ser de carne y hueso increíble. Sí, un ser humano, de esos que a veces pienso que están en vía de extisión.

Entrevista
Küppers: «Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante»
Víctor Küppers es docente y orador. Su nombre va unido a un concepto, la actitud, y algunas de sus charlas son virales en YouTube

Si gestor de entusiasmo fuera una profesión, Víctor Küppers lo sería. Lleva años dando conferencias ante públicos muy diferentes y en todas hace de la motivación y el optimismo, bandera. Son muy seguidas en internet y una de ellas de hace tres años en el TedxAndorralaVella vuelve a estar de actualidad. Con 23 millones de ‘me gusta’ y varios millones de reproducciones en plataformas YouTube y Facebook repite como viral. En ella habla de la actitud en tiempos difíciles.

Quién dijo miedo.
–Usted es formador, profesor, consultor, escritor, padre, arrasa en YouTube con sus conferencias y destila un entusiasmo contagioso ¿Eso cómo se hace?
–Parece más de lo que es y todo eso lo soy durante todo el año. Si fuera en un mismo día sería muy estresante. En un año está chupado pero es verdad que desde que me tomé en serio lo de organizarme y planificarme he notado un cambio espectacular. Yo vivo pegado a mi agenda, me ha salvado la vida entender la importancia de planificar bien. La clave está en saber que «lo más importante es que lo más importante sea lo más importante» y ordenar el resto de actividades alrededor de lo importante, que para mí sin duda es mi familia
.
–Defiende la pasión y el entusiasmo como claves en la vida pero mucha gente está pasando por una difícil situación ¿Cómo se adapta el mensaje a esas personas?
–La crisis ha tenido consecuencias absolutamente catastróficas para muchas personas. El capitalismo salvaje, la codicia, la avaricia y el egoísmo han provocado unas desigualdades vergonzosas, escandalosas. Después de la crisis los que más tienen todavía acumulan más y se han multiplicado dramáticamente las personas que sufren. Y todo esto está provocando una revolución que creo que es ya imparable, una rebelión justa de los que más sufren, que se ha visto alimentada también por la indiferencia al dolor ajeno que demuestran los más afortunados hacia los más desfavorecidos. Esa es la mayor injusticia, la de mirar para otro lado ante el drama de los demás.

Creo, personalmente, que el futuro nos presenta dos escenarios. El más optimista es que se produzca un relevo de dirigentes políticos y empresariales que pongan a la persona en el centro, que sitúen la economía al servicio de las personas y no al servicio del capital, que hagan de esa rebelión un camino para hacer que el mundo sea mejor aprovechando la conciencia solidaria de una minoría que crece ante la inconformidad, la injusticia y la desigualdad, y que cree en la necesidad de simplificar la vida, recuperar valores y principios humanos olvidados.
El escenario más negativo es que los poderosos quieran perpetuarse y entonces las personas que sufren, que viven frustradas, desesperadas, explotarán y el mundo será un caos. Que 60 personas acumulen la misma riqueza que 3.500 millones de personas es injusto, indecente, inmoral e insostenible en el tiempo.

Dicho esto, creo que también deberíamos diferenciar lo que es un drama de lo que simplemente es una circunstancia a resolver, porque problemas tenemos todos, y a veces hacemos dramas de cosas que no lo son.

–Habla mucho de la actitud ¿Por qué es tan importante? ¿Hay algún truco para tener buena actitud?
–Para mí la actitud es la clave en todo, tanto en el ámbito profesional como en el personal, también cuenta para ser padre, pareja o hijo. La actitud y la manera de ser es lo que diferencia al crack de los chusqueros, a los grandes de los mediocres. El entorno actual es muy complicado y sin duda tiende al desánimo, y ahí está el problema, porque nuestra actitud depende de nuestro ánimo. Somos humanos, permeables al entorno, y por eso muchas personas están desanimadas, desesperadas, desbordadas, y por supuesto tenemos derecho a perder el ánimo, faltaría más, hay elementos objetivos en el entorno actual para que así sea, pero tenemos que darnos cuenta que si perdemos el ánimo, lo hemos perdido todo: la ilusión, la pasión, la alegría, la pro actividad y la energía para seguir adelante. No vemos las cosas como son, las vemos según nuestro estado de ánimo. Cuando uno está contento, alegre, feliz, es capaz de sacar sus mejores sentimientos y actitudes, y al contrario.

–No sé si está de acuerdo conmigo en que la actitud está infravalorada ¿Tiene nuestra sociedad un problema de actitud?
–No creo que esté infravalorada, el problema es que la sociedad es tan complicada, tan difícil para muchos, hay tantas injusticias, sufrimientos y desgracias que mantener la actitud se ha convertido en algo casi heroico para muchas personas.

–¿De quién o de qué depende que eso cambie?
–De cada uno de nosotros. Cada uno elige su actitud, esa es nuestra gran libertad como seres humanos, nuestra gran responsabilidad.
–Nos quejamos mucho ¿Somos muy cascarrabias? ¿Influye eso en nuestra predisposición hacia las cosas?

–Sí, somos muy llorones, es más fácil quejarse que hacer, criticar que hacerse responsable. Estamos rodeados de cascarrabias, de merluzos, y lo peor es que nos contagian.
–Usted usa mucho el humor y la espontaneidad en sus conferencias. ¿Qué función tiene el humor en la vida? ¿No es a veces un escudo protector?
–El humor es terapéutico. Necesitamos comer y beber para vivir, pero también alegría, ilusión, esperanza. Una persona alegre, hoy en día, es una ONG con patas. El sentido del humor ayuda a relativizar los problemas, a coger fuerzas, a sobrellevar dificultades del día a día.

–Hay palabras, conceptos, que de tanto comercializarse se están desvirtuando: optimismo, felicidad... ¿Son más una moda que un planteamiento?
–Aristóteles también hablaba de felicidad. La felicidad es nuestra principal preocupación, eso no ha cambiado con el paso de los siglos.
–Qué es la felicidad para usted sin que parezca un tópico?

–Vaya, a ver cómo te contesto sin ser típico. Para mí la felicidad es saber que hago todo lo posible para ser un buen cristiano, para ser una buena persona. Si te contestara con un enfoque más mundano, te diría que yo soy feliz viendo una película con mi familia, paseando por Camp rodón, disfrutando de una cerveza o con un gol del Barça.
–¿Se puede ser feliz sin trabajo y sin llegar a fin de mes?

–Es mucho más complicado. Cuando falta lo más básico es muy difícil ser feliz, el apoyo de las personas que nos quieren y tener esperanza en que la situación cambiará es lo que más ayuda a estas personas. Desgraciadamente hay muchas que sin merecerlo se encuentran en esta situación.
–Da clases de Dirección Comercial en la Universidad Internacional de Cataluña y en la Universidad de Barcelona. ¿Qué les diría a los jóvenes emprendedores que no encuentran oportunidades y ven frustradas sus expectativas?

–Veo muchas veces con tristeza como jóvenes preparadísimos, muy brillantes y con muchas inquietudes no encuentran la oportunidad laboral que les permita desarrollarse y empezar su proyecto de vida. Les digo que no pierdan la esperanza, que sigan empeñándose hasta que encuentren algún proyecto que, aunque no sea el ideal, les permita empezar a trabajar, que abran su mente y entiendan que quizás aquí no hay muchas oportunidades pero sí en otras partes del mundo. Que se planteen hacer cosas que tengan demanda y se apoyen en sus amistades para no perder la ilusión.

–¿Y qué le diría a la gente que tiene un trabajo que no le gusta ni le motiva?
–Les diría que todo trabajo, toda actividad, tiene cosas positivas, todas, y que hay que centrarse en ellas y no regodearse en las negativas. Y que mientras tanto, hagan todo lo posible para cambiar y dedicarse a aquello que les apasiona. Pero también es cierto que hay personas que nunca están contentas y lo ven todo siempre negativo, y otras que las pongas donde las pongas, disfrutan y lo ven todo positivo. Si uno es un cenizo, lo será en cualquier trabajo, el problema no es el trabajo, el problema es ser un cenizo.
–La pasión pasa horas bajas ¿Tenemos pasión en lo que hacemos o eso es demasiado bohemio para el siglo XXI?

–Todos tenemos que aspirar a vivir con pasión, pero también dejar de ver tantas películas y entender que para vivir con pasión no hacen falta muchas cosas. Tenemos que aprender a simplificarnos la vida. Nos la complicamos demasiado o dejamos que nos la compliquen.
–Uno de sus libros se titula ‘Vivir la vida con sentido’. ¿No nos paramos a pensar qué da sentido a la vida de cada uno?
–Para todos es muy importante encontrar qué sentido tiene la vida para nosotros. Cuando uno encuentra el sentido, el objetivo que tiene en esta vida, entonces ésta se convierte en una aventura fantástica, brutal.

–En general no nos paramos a casi nada. Nos pasamos el día corriendo y siempre tenemos prisa ¿No cree?
–Vivimos en una época en la que todo es para ya y en la que vamos demasiado rápido. Caminamos rápido, conducimos rápido, hablamos rápido, comemos rápido. Eso no lo vamos a cambiar, pero sí podemos reivindicar espacios para parar, para pensar, para no ir como pollos sin cabeza por la vida. Pararnos debería permitirnos darnos cuenta de lo que es importante, saber diferenciar entre lo prioritario y lo secundario. Lo importante son siempre nuestras relaciones personales más importantes, la familia, los amigos. Al final, lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante, y es responsabilidad personal de cada uno saber ordenar y equilibrar su vida en un entorno que no ayuda pero que tampoco vamos a cambiar individualmente.

La vida a veces te da golpes durísimos y es cuando te das cuenta de lo que vale la pena y lo que no, lo que es importante y lo que es una chorrada.
Hay una frase de Tolstoi que me gusta mucho que dice que «hay muchos tipos de conocimiento, pero hay uno que es mucho más importante que los demás: el conocimiento de cómo hay que vivir y ese conocimiento, muchas veces, se menosprecia». Me encanta porque me la creo.




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