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Rene Magritte fue uno de los artistas más extraños del siglo XX

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24/01/2016 Rene Magritte fue uno de los artistas más extraños del siglo XX


Rene Magritte fue uno de los artistas más extraños del siglo XX. Una genial mente recluida en una humilde y apaciguada apariencia. Muy contrario a los artistas coetáneos, Magritte entregó su amor y su pasión a una sola mujer, única e irreemplazable, que permaneció a su lado hasta su muerte en el año 1967. Apenas gozó de fama y de reconocimiento al final de sus días, vivió toda su vida siendo un hombre de clase media-baja. Su inmenso trabajo se vio recompensado en la última década de su vida, culminando en el año 1965, cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York hizo una exposición de la obra de Magritte, lo que le convertía en el primer artista belga en gozar de semejante prestigio en vida.
Sus obras es una realidad distorsionada; surrealismo que se presenta en forma de un puzzle en el que lo cotidiano se convierte en misterioso. Qué significado tienen sus cuadros y por qué nos hipnotizan y nos confunden? Tal vez son poesía del subconsciente o simplemente arrebatos de una fantasía majara.
Todo en Magritte me resulta interesante y me sumerge en un torbellino de preguntas sin resolver y confusas conjeturas. Tras muchas indagaciones y paseos entre sus cuadros creo que hallé la respuesta a todas mis dudas.
René Magritte nació el 21 de noviembre de 1898 en una pequeña población de Bélgica. Su madre era ama de casa y su padre - comerciante. René era el mayor de dos hermanos y el más inteligente. Sacaba excelentes notas en el colegio, pero su verdadera pasión era el cine y su héroe preferido- Fantomas- el hombre de las mil caras. Probablemente ese héroe le brindó a Magritte su insatisfacción con la realidad y su búsqueda de otro mundo. Una realidad surrealista que podía habitar en su cabeza.
A pesar de ser buen estudiante, René junto a sus hermanos y amigos conformaban una especie de pandilla del pueblo, hacían todo tipo de travesuras y daban muchos dolores de cabeza a los padres, vecinos y profesores. René era el capo de esta "peligrosa" banda y la sensación de dirigir la mentalidad de un grupo no le abandonaría nunca, siempre fue un hombre apegado a sus amigos.
Ser amigo de Magritte no era tarea fácil, había que reunir una serie de cualidades, como por ejemplo, ser interesante, inspirar al artista y darle ideas, encontrar nombres para sus cuadros o acertar aquellos que tenía en mente Magritte. René no sólo explotaba a sus alegados, también aportaba, hizo evolucionar a sus amigos como ningún otro artista de Bruselas. Construyó su propia estructura hermética, que se deleitaba en sus tensiones, el grupo surrealista de Bruselas cuyo corazón era el propio artista. Todo para Magritte era un juego, incluso la vida misma. Pese a que Magritte era un hombre rodeado de amigos, siempre fue solitario y sombrío, profundamente melancólico, cosa que queda patente en muchas de sus obras. Un universo mental totalmente cerrado e incccesible.
En 1912 un terrible acontecimiento golpeó la familia Magritte. La madre de René, Regina, se suicidó cuando el chico contaba 13 años de edad. Llevaba varios años en depresión, intentando quitarse la vida, hasta que lo consiguió ahogándose en un río. El 15 de febrero, a las cuatro de la madrugada, Regina salió de casa y se ahogó en el río que había frente a su hogar. El cuerpo de la mujer fue hallado dos semanas después y tenía el rostro cubierto por el camisón que llevaba puesto.
Pocos testimonios quedan sobre ese desastre y el propio artista nunca hablaba de su familia. Rene pasó su adolescencia con su padre que no pasaba tiempo en casa y entre las visitas a casa de su tía.
La inaccesibilidad al rostro es uno de los temas que caracterizó la obra de Magritte. Algunos plantean que esa característica deriva del fuerte impacto visual que tuviera en René la muerte de su madre.
El joven Magritte perdió a la primera mujer más importante de su vida, pero pronto encontró a otra mujer, que jamás perdería.
Magritte vio por primera vez a Georgette cuando ella tenía 12 años y desde entonces se enamoró de ella. Se prometió a sí mismo que la conseguiría y casi 10 años después, en 1922, Rene y Georgette se casaron.
En el año 1927 la joven pareja Magritte decidió mudarse y probar suerte en París. Llenos de ilusión, se instalaron en una población cercana a la ciudad, tranquila y con una preciosa vista al río, y ahí fue donde gozaron de una apacible vida en pareja. En ese momento la fiebre del surrealismo azotaba a los parisinos. La profunda relación sentimental del matrimonio Magritte y la honesta lealtad de René hacia su mujer no estaban de moda en el libertino París de la primera mitad del siglo XX. Contradecían con las convenciones que se agitaban entre los artistas de que sólo el sufrimiento podía producir el verdadero arte. Los artistas, liderados por las asfixiantes autoridades de los surrealistas, en especial de André Breton, se procuraban numerosas amantes, visitaban burdeles y entablaban aventuras con las estrellas del cabaret. Picasso, el dictador de arte, dirigía el ambiente artístico de los cafés y protagonizaba todas las tendencias parisinas, mientras que los Magritte apenas salían de casa. La estable relación de Magritte era acusada e ironizada en los círculos bohemios de la ciudad.
Casi toda la sociedad del arte se encontraba practicamente esclavizada por las invitaciones y compromisos celebrados por André Breton. Magritte no estaba dispuesto a sacrificar su tiempo en cumplimiento de ese protocolo impuesto por los surrealistas y muy pronto se ganó el rechazo del grupo artístico.
El pintor prefería dedicar todo su tiempo a crear y pasaba días enteros en su estudio, instalado en el comedor. Más de 200 obras creadas en menos de tres años a menudo eran violentas y sombrías y desvelaban la capacidad del artista de evadirse del mundo real para inventar uno propio, lleno de misticismo y simbolismo. Durante una cena organizada por Breton, Georgette Magritte fue objeto de burla por una cruz que llevaba colgada en el cuello, René salió en defensa de su esposa y la pareja se marchó furiosa.
Magritte era un marido muy implicado, procuraba ofrecerle bienestar y seguridad a Georgette y sufría mucho durante el periodo parisino en el que su joven esposa tuvo que trabajar para salir adelante.
Georgette lo era todo; musa, amiga, dama, amante, confidente. En la obra de Magritte las imágenes femeninas representan las mil caras de su compañera de vida.
Su arte no sería posible sin Georgette, porque ella le regaló el arte de la vida y la paz para su creación.

Después de estos tres turbios años en París la pareja regresó a su tierra. El motivo fue la tristeza de Georgette, que jamás habría encontrado la felicidad con aquel estilo de vida, aquel estilo que es un registro paralelo a la biografía de Fernande Olivier y de Pablo Picasso, donde la dulce y entregada a su marido Georgette jamás encajaría.

Unos lienzos muy rebeldes arrojaron más luz sobre la personalidad y la vida de Magritte. Este periodo, muy distante de su tradicional estilo melancólico, fue muy breve en la carrera de Magritte y surgió mientras el pintor se preparaba para una exposición en París. En 1948, una carta del artista reveló sus intenciones de revolucionar el refinado gusto parisino. Se puso las manos a la obra. Pintaba un lienzo al día de manera impulsiva y furiosa. Los resultados tendían más hacia el impressionismo e incluso fauvismo, lejos de la precisión y realismo tan características del arte de Magritte.
Estos lienzos fueron producto de una fuerte frustración del artista - París, el centro intelectual de aquel momento. Literatura, pintura, escultura, esta ciudad reunía a la crema y nata del arte moderno. Fue un periodo en el que probablemente Magritte pensaba que París perdía la primacía del arte frente a otras importantes capitales en auge y decidió dedicarle a este declive una obra apropiada.
Magritte era un inconformista crónico, un mal que también padezco yo y creo que no tiene cura, probablemente es nato y se caracteriza por no estar satisfecho nunca. Sé como es la satisfacción porque casi puedo sentirla y la visualizo en mi mente mientras creo mi obra, pero una vez alcanzado el final, la impaciencia por gozar satisfactoriamente de una creación acaba desvaneciéndose y una fuerte sensación de "que no es suficiente" reemplaza lo deseado.
En su afán por expresar su rebelión contra la norma y su odio hacia el protocolo parisino, recurrió a la pintura que había abandonado por la abstracción, confiaba en descubrir el placer de las imágenes, no en el sentido poético, sino a través de su naturaleza material y los colores dominantes. Así magnificaba el mundo de la pintura al tiempo que lo degradaba. Es una característica presente en la obra de Magritte a lo largo de toda su vida.
Un hombre con una expresión rebelde, siempre ansioso por ir a contracorriente, lanzó 24 cuadros muy llamativos, prácticamente a la cara de los críticos de París, desde un hombre alimentándose de pipas a un rinoceronte trepando la columna del clasicismo. Nadie aprobó la expresión escandalosa de Magritte y el ambiente de la exposición era unánimamente negativo. Al día siguiente Magritte escribió que estaba rebosante de rabia y sarcasmo.
Cuál es el origen de tanto odio hacia la ciudad del amor?
Hacia veinte años ya que joven pareja Magritte decidió mudarse a un suburbio de París en busca de una vida mejor, pero la ciudad fue hostil y poco generosa con ellos. Entonces, qué fueron esos lienzos, una venganza? O una insinuación de la aproximación del inminente final que le esperaba a París como monopolista del buen gusto?
Para evaluar el arte, es necesario saber el entorno y la personalidad del artista. Al interesarme por este misterioso surrealista descubrí un mundo especial, contradictorio y fantasioso. Fue muy difícil hacer una biografía resumida de Magritte y mencionar todos los datos de interés para los curiosos del arte. Habiéndome apoderado de los detalles más importantes de la vida de Magritte empecé a comprender su obra. Planteé la hipótesis de que Magritte padecía una fuerte frustración con la realidad que lo rodeaba. Hay que tener en cuenta que el pintor surrealista falleció de cancer de páncreas.
El cancer no es otra cosa que una profunda herida. Es un rencor que se mantiene mucho tiempo y al final se materializa en nuestro cuerpo en forma de destructivas células venenosas. Soy una fiel seguidora de la idea divina sobre la individualidad y el alma: Somos lo que pensamos. Y el cáncer es un inminente resultado de una profunda aflicción que carcome literalmente, carga odios y resentimientos. Muchas veces su raíz se halla en la infancia, cuando sucede un acontecimiento que nos hace perder la confianza. Esta experiencia marca al individuo haciendo que viva compadeciéndose de sí mismo. Con un sistema de convenciones así, la vida se presenta como una serie de frustraciones. Un sentimiento de desvalimiento y desesperanza se adueña de nuestro pensamiento y nada cuesta culpar a otros de todos los problemas. La gente que tiene cáncer además suele ser muy autocrítica.
Probablemente Magritte nunca perdonó a sus padres, a su madre por ser egoísta y quitarse la vida y a su padre por no evitarlo. Son dos personas sin rostro, sin alma, la mujer por suicida y el hombre por carecer de compasión y bondad. Magritte nunca comercializó con los recuerdos de su infancia, pero de los testimonios que se conservaron es conocido que Regina era tremendamente desdichada y a menudo le pedía a su marido que la encerrara en la habitación. Él lo hacía. Creo que es la clave de la paradoja que envuelve toda su obra. La paloma y el cielo son uno de los simbolismos más comunes del alma, muy frecuente en los cuadros de Magritte. Las personas sin rostro representan el odio hacia sus padres, que no encararon la vida, perdieron los valores humanos más importantes como el amor, la bondad y la felicidad. Es una existencia vacía y condenada a la eternidad. En muchos de sus obras, los personajes parecen estar vagando en una dimensión indeterminada, como las almas perdidas.
"Los Amantes" son dos personas enamoradas, unidas en un pasional beso, pero con los rostros tapados. Otra interpretación podría ser que en realidad no se conocen, su unión es falsa y superficial, ya que desconocen la auténtica cara de aquello que aman. Esta alegoría puede aplicarse a muchas personas y llamarles la atención sobre la gran verdad de la vida que anotó Leonardo da Vinci en sus diarios: "Para amar algo, hay que conocerlo en su esencia, estudiarlo y descomponerlo, sólo entonces se puede amar, a la verdad absoluta". Sus padres nuevamente son reflejados en esta paradoja. Nunca llegaron a conocer y comprender el uno al otro y su unión acabó en tragedia.
Para evaluar el arte, es necesario saber el entorno y la personalidad del artista. Al interesarme por este misterioso surrealista descubrí un mundo especial, contradictorio y fantasioso. Fue muy difícil hacer una biografía resumida de Magritte y mencionar todos los datos de interés para los curiosos del arte. Habiéndome apoderado de los detalles más importantes de la vida de Magritte empecé a comprender su obra. Planteé la hipótesis de que Magritte padecía una fuerte frustración con la realidad que lo rodeaba. Hay que tener en cuenta que el pintor surrealista falleció de cancer de páncreas.
El cancer no es otra cosa que una profunda herida. Es un rencor que se mantiene mucho tiempo y al final se materializa en nuestro cuerpo en forma de destructivas células venenosas. Soy una fiel seguidora de la idea divina sobre la individualidad y el alma: Somos lo que pensamos. Y el cáncer es un inminente resultado de una profunda aflicción que carcome literalmente, carga odios y resentimientos. Muchas veces su raíz se halla en la infancia, cuando sucede un acontecimiento que nos hace perder la confianza. Esta experiencia marca al individuo haciendo que viva compadeciéndose de sí mismo. Con un sistema de convenciones así, la vida se presenta como una serie de frustraciones. Un sentimiento de desvalimiento y desesperanza se adueña de nuestro pensamiento y nada cuesta culpar a otros de todos los problemas. La gente que tiene cáncer además suele ser muy autocrítica.
Probablemente Magritte nunca perdonó a sus padres, a su madre por ser egoísta y quitarse la vida y a su padre por no evitarlo. Son dos personas sin rostro, sin alma, la mujer por suicida y el hombre por carecer de compasión y bondad. Magritte nunca comercializó con los recuerdos de su infancia, pero de los testimonios que se conservaron es conocido que Regina era tremendamente desdichada y a menudo le pedía a su marido que la encerrara en la habitación. Él lo hacía. Creo que es la clave de la paradoja que envuelve toda su obra. La paloma y el cielo son uno de los simbolismos más comunes del alma, muy frecuente en los cuadros de Magritte. Las personas sin rostro representan el odio hacia sus padres, que no encararon la vida, perdieron los valores humanos más importantes como el amor, la bondad y la felicidad. Es una existencia vacía y condenada a la eternidad. En muchos de sus obras, los personajes parecen estar vagando en una dimensión indeterminada, como las almas perdidas.
"Los Amantes" son dos personas enamoradas, unidas en un pasional beso, pero con los rostros tapados. Otra interpretación podría ser que en realidad no se conocen, su unión es falsa y superficial, ya que desconocen la auténtica cara de aquello que aman. Esta alegoría puede aplicarse a muchas personas y llamarles la atención sobre la gran verdad de la vida que anotó Leonardo da Vinci en sus diarios: "Para amar algo, hay que conocerlo en su esencia, estudiarlo y descomponerlo, sólo entonces se puede amar, a la verdad absoluta". Sus padres nuevamente son reflejados en esta paradoja. Nunca llegaron a conocer y comprender el uno al otro y su unión acabó en tragedia. Para evaluar el arte, es necesario saber el entorno y la personalidad del artista. Al interesarme por este misterioso surrealista descubrí un mundo especial, contradictorio y fantasioso. Fue muy difícil hacer una biografía resumida de Magritte y mencionar todos los datos de interés para los curiosos del arte. Habiéndome apoderado de los detalles más importantes de la vida de Magritte empecé a comprender su obra. Planteé la hipótesis de que Magritte padecía una fuerte frustración con la realidad que lo rodeaba. Hay que tener en cuenta que el pintor surrealista falleció de cancer de páncreas.
El cancer no es otra cosa que una profunda herida. Es un rencor que se mantiene mucho tiempo y al final se materializa en nuestro cuerpo en forma de destructivas células venenosas. Soy una fiel seguidora de la idea divina sobre la individualidad y el alma: Somos lo que pensamos. Y el cáncer es un inminente resultado de una profunda aflicción que carcome literalmente, carga odios y resentimientos. Muchas veces su raíz se halla en la infancia, cuando sucede un acontecimiento que nos hace perder la confianza. Esta experiencia marca al individuo haciendo que viva compadeciéndose de sí mismo. Con un sistema de convenciones así, la vida se presenta como una serie de frustraciones. Un sentimiento de desvalimiento y desesperanza se adueña de nuestro pensamiento y nada cuesta culpar a otros de todos los problemas. La gente que tiene cáncer además suele ser muy autocrítica.
Probablemente Magritte nunca perdonó a sus padres, a su madre por ser egoísta y quitarse la vida y a su padre por no evitarlo. Son dos personas sin rostro, sin alma, la mujer por suicida y el hombre por carecer de compasión y bondad. Magritte nunca comercializó con los recuerdos de su infancia, pero de los testimonios que se conservaron es conocido que Regina era tremendamente desdichada y a menudo le pedía a su marido que la encerrara en la habitación. Él lo hacía. Creo que es la clave de la paradoja que envuelve toda su obra. La paloma y el cielo son uno de los simbolismos más comunes del alma, muy frecuente en los cuadros de Magritte. Las personas sin rostro representan el odio hacia sus padres, que no encararon la vida, perdieron los valores humanos más importantes como el amor, la bondad y la felicidad. Es una existencia vacía y condenada a la eternidad. En muchos de sus obras, los personajes parecen estar vagando en una dimensión indeterminada, como las almas perdidas.
"Los Amantes" son dos personas enamoradas, unidas en un pasional beso, pero con los rostros tapados. Otra interpretación podría ser que en realidad no se conocen, su unión es falsa y superficial, ya que desconocen la auténtica cara de aquello que aman. Esta alegoría puede aplicarse a muchas personas y llamarles la atención sobre la gran verdad de la vida que anotó Leonardo da Vinci en sus diarios: "Para amar algo, hay que conocerlo en su esencia, estudiarlo y descomponerlo, sólo entonces se puede amar, a la verdad absoluta". Sus padres nuevamente son reflejados en esta paradoja. Nunca llegaron a conocer y comprender el uno al otro y su unión acabó en tragedia.

Habiéndose refugiado en las aventuras de Fantomas, Magritte creció viviendo una fantasía en la que creyó tanto que más tarde la realidad se le hizo pequeña y aburrida. El fiasco de París lo volvió a golpear con otra oleada de frustración y resentimientos, hacia la cuidad, sus habitantes, artistas populares y sus mujeres ataviadas con perlas y abrigos de pieles.
Otra cosa curiosa que me vino en mente es el efecto hipnotizador que provocan las obras de Magritte. Son confusas, a menudo con una percepción fragmentada de la realidad, desproporcionada y trastornada. Cuando se mira un cuadro de Magritte, los primeros segundos provocan un cortocircuito en la mente, ya que nuestro cerebro trata de asimilar el cuadro que se le presenta buscando asociaciones en las visiones anteriores. Se podría decir que por un instante sus misteriosas obras nos sacan de la sensación espacio-tiempo, removiendo el subconsciente. De hecho, esta técnica se usa como la base de la hipnosis instantánea. Los mentalistas recurren a este truco de la distorsión de la realidad para penetrar en el subconsciente humano. De ahí su juego con los objetos de nuestra rutina diaria, a cada uno, nuestra percepción automáticamente le adjudica una forma, una función e incluso un sitio en la casa.
Sus cuadros tienen que ser asimilados, ya que rompen la proceso de pensamiento habitual y producen un choque mental de convenciones.
Cómo haría René Magritte para conseguir ese efecto? Conocía algún secreto oculto a las masas o simplemente el poder de su mente frustrada lo llevó a una existencia inmaterial en un mundo con miles de posibilidades, de varias dimensiones, sin gravedad y sin normas de la naturaleza.

René Magritte pudo gozar del éxito tan sólo al final de sus días. Junto a Georgette y su perro Lulu, el artista viajó por Europa y Estados Unidos, disfrutó del bienestar económico y el éxito de su arte. Georgette siempre conservó a ese niño dulce y travieso que llevaba dentro. En las últimas grabaciones que se hicieron de la pareja, se la veía radiante, alegre y soñadora.




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