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Otros aticulos [COMO CARTAS A SU HERMANO THEO] extraidos de la página de Beatriz Parejo Ramos del periódico EL PAÍS

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22/01/2016 Otros aticulos [COMO CARTAS A SU HERMANO THEO] extraidos de la página de Beatriz Parejo Ramos del periódico EL PAÍS


De la página de Beatriz Parejo Ramos
“Todavía no conozco mejor definición del arte que esta: El arte, es el hombre agregado a la naturaleza; la naturaleza, la realidad, la verdad, cuyo sentido el artista destaca, como así también la interpretación, el carácter, que éste expresa, despeja, discierne, libera, ilumina”. Wasmes, junio de 1879.
Las cartas de Van Gogh son una magnífica fuente testimonial de la vida del gran artista, contadas desde su propia persona dirigidas a Theo. A través de sus cartas se han podido analizar la forma de ser y los problemas psicológicos que tuvo el artista, así como la relación con su familia y otros personajes.
“El sentimiento y el amor de la naturaleza encuentran tarde o temprano un eco en aquellos que se interesan en el arte. El deber del pintor consiste en sumirse completamente en la naturaleza, usar todas sus facultades intelectuales y traducir todos los sentimientos en su obra, a fin de ponerla al alcance de todos.”
Van Gogh, Carta a Theo, 5 de agosto, 1882.
Van Gogh comienza a mantener una correspondencia con su hermano Theo en 1872, que será quien le apoye moralmente y económicamente a lo largo de toda su vida. Escribía a su hermano para contarle su situación y como avanzaba el trabajo en el que se encontraba sumido en ese momento, en donde en ocasiones incluye algunos bocetos de las obras que está pintando.
Encontramos 35 cartas entre 1881 y 1890 en las que Van Gogh narra su trabajo a Theo con algunos dibujos, para mostrarle en qué gastaba el dinero que le enviaba y describe las obras de arte que visita, las que le gustan y nombra algunos grabados de otros artistas que tiene en su pared. En ocasiones habla de la poesía, tiene una temporada que se sumerge en la literatura, y le explica a Theo los libros que lee.
Encontramos alusiones a la naturaleza y la importancia que tenía para él, pues a partir de ella se encontraba la belleza, tenían un gusto especial por los artistas de obras que mostraban paisajes, árboles, nieve, campos… Cabe destacar, por otro lado, que son múltiples las referencias a su pobreza a lo largo de su vida, y a su tristeza. Solía mostrar en las cartas su poco interés en la vida, y en su preferencia a gastarse el dinero que le enviaba Theo para colores y poder pintar, en lugar de destinarlo a necesidades primarias.
“…La naturaleza comienza siempre por mostrarse refractaria al dibujante, pero aquel que lucha resueltamente contra ella no se deja desorientar por esa hostilidad; al contrario, ella lo lleva a vencer y, en el fondo, el verdadero dibujante y la naturaleza están en acuerdo…”. Etten, octubre de 1881.
Van Gogh hace comparaciones de los lugares que visita con obras de arte conocidas, así, expresa que “el tiempo era sobrio y nevaba y pensaba en los lugares de los cuadros medievales de Brueghel el Campesino”.
Hay momentos en su vida que deja de escribir, para luego retomar la correspondencia. En 1880 reinicia la correspondencia y le cuenta que en ese momento está leyendo La Biblia, la Revolución Francesa de Michelet, Shakespeare, Víctor Hugo y Dickens. En este año reanuda el envío de bocetos de las obras, expresa “estoy garabateando grandes dibujos según Millet, y que hice Las Horas de la Jornada, así como también, El Sembrador”.
En 1881 escribe a su hermano y le muestra diversos dibujos de cavadores, sembradores, labradores, hombres y mujeres en los que ha cambiado su dibujo, utiliza modelos de carne y hueso para sus obras, realiza muchos carboncillos, algunos adjuntos en la carta. En esta época estudia y dibuja todo lo que participa de la vida campesina.
Van Gogh, Carta a Theo, Etten, septiembre de 1881.
En noviembre de 1881 expresa su amor por Cornelia Adriana Vos-Stricker, conocida como Kee, y los continuos rechazos de ésta, pero a pesar de los rechazos Van Gogh comenta “Estoy decidido a/ Amarla hasta que ella /Termine por amarme”. Se traslada a La Haya donde sigue pintando y recibe las influencias de Mauve, y escribe: “Mauve iluminó un poco mi linterna en cuanto a los misterios de la paleta y de la acuarela”.
En varias cartas de 1882 hace referencia a los colores, habla de los primarios (azul, rojo y amarillo) y como a partir de éstos, unidos con blanco o negro, se pueden obtener diversas tonalidades. El 31 de agosto comenta lo que está pintando en ese momento, es un paisaje sombrío con un sauce al borde de una laguna, en la lejanía de un cobertizo del Rhin y un enredado de rieles, y más lejos aún encontrando las praderas verdes, un camino y un cielo en el cual las nubes se precipitan, nubes terrosas: “traté de expresar lo que, me parece, ve y siente el guardabarrera en delantal, armado con una banderola roja, cuando se dice: ¡Qué tiempo tan triste el de hoy!”.
Van Gogh, Carta a Theo, 31 de julio de 1882.
Son numerosas las veces que nombra a Millet, Daubigny, Breton, Gauguin, Troyon y Corot, haciendo referencia a éstos como grandes artistas que le han inspirado. Entre 1888 y 1890 encontramos bastantes dibujos junto con las cartas de las obras que estaba llevando a cabo en ese momento. Habla de los modelos que usa y del color molido que se satura más de aceite. Hasta enumera las quince telas de treinta que va a pintar para la decoración, encontrando dos telas de girasoles, tres del jardín de poeta, dos de otro jardín, una de café de noche, otra del Puente de Trinquetaille y otros. Van Gogh mantuvo con Theo una relación con altibajos, Theo hizo de hermano mayor de Van Gogh, sin serlo, pues le mantuvo y apoyó, aunque también, tuvieron sus discusiones. La temporada que vivió con su hermano en París, Vincent tuvo celos de Johanna Bonger, la esposa de Theo, pues sentía que le podría haber perjudicado, prestándole menos atención y mandándole menos dinero; sin embargo, Theo siguió manteniendo la relación y sustentándolo económicamente.
Se podría decir, por tanto, que Theo hizo de padre para van Gogh. Lo apoyó y le dio lo necesario para mantener una vida. A través de las cartas del artista a su hermano se han conocido los detalles de la vida de ambos y de cómo se sentía van Gogh y en que ocupó su tiempo, ya fuese leer o pintar.
Vía| VAN GOGH, Vicent; introducción de Martin Bailey, Mon cher Theo: Cartas ilustradas a Theo, Planeta, Barcelona, 2009. VAN GOGH, V., Cartas a Theo, Buenos Aires, Ed. Goncourt, 1976. NÁGERA, H., Vicent Van Gogh. Un estudio psicológico, Barcelona, Ed.Blume, 1980.
Imagen| Pinterest, Cartas de Van Gogh
En QAH| Especial 125 Aniversario Vincent van Gogh
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Cartas de Van Gogh enviadas a su hermano Theo
Conéctate
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2 OCT 2009
Van Gogh mantuvo una intensa relación epistolar con su hermano. A la izquierda, una carta enviada a Theo en 1888. Muchas de las misivas contenían esbozos (arriba) de sus cuadros más célebres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de octubre de 2009
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16 agosto , 2016 by Augusto Morelli (F.M.)
Carta de van Gogh a su hermano Theo (Su visión sobre la literatura, la vida y el ser auténtico en el mundo del hacer artístico)
Amsterdam, 3 de abril de 1878
Querido Theo:
(…) Es bueno amar tantas cosas como uno pueda; es allí donde está la verdadera fuerza; quien ama mucho hace mucho, puede mucho, y aquello que está hecho con amor está bien hecho; si uno se conmueve por algún libro, por ejemplo, para nombrar algunos: “La golondrina”, “La alondra”, “Me gustaba ese pueblo singular”, de Michelet, es porque han sido escritos con el corazón, con sencillez, con humildad. Decir pocas palabras, pero que tengan un sentido, es mejor que decir muchas que no sean más que sonidos huecos, se quiere fielmente aquello que es digno de ser amado, si uno no malgasta su afecto acordándolo a cosas insignificantes, frívolas y ligeras, en el curso de su camino encontrará siempre más luz, y será más fuerte.
Cuanto más pronto se trate de ser hábil en el dominio preciso de una actividad, en un oficio dado, adoptando una manera de pensar y de actuar relativamente independiente, cuanto más se atenga uno a reglas firmes, más firme será el carácter que se adquiera. Para ello no es preciso limitarse.
Es sabio actuar de ese modo, considerando que la vida es corta, que el tiempo pasa rápido; cuando uno es hábil en un oficio, y comprende bien algo, al mismo tiempo se tiene comprensión y conocimiento de muchas otras por añadidura.
A veces es bueno andar mucho por el mundo, frecuentar gente; a veces uno está obligado, llamado a hacerlo; pero aquel que se quedara totalmente solo, consagrado a su trabajo, y no quisiera tener más que pocos amigos, es quien circularía con mayor seguridad entre los hombres y por el mundo. (…)
Vincent
En Vincent van Gogh, Cartas a Theo, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2007, página 20.
“Arte, Literatura y vida, son la misma cosa”, diría alguna vez Vincent van Gogh. Van Gogh fue un hombre que leyó, pintó y escribió muchísimo, y la primera lectura que posteriormente lo condujo a ser un “gran lector” fue la Biblia, sobre todo en el período de su juventud en que se desempeñaba como ayudante de predicador y se preparaba para ingresar en la universidad a estudiar teología, cuestión finalmente fallida, valga la ironía ¡gracias a Dios! Vincent debía tomar otro camino, y vaya si lo tomó. Entre las lecturas más destacadas en los períodos que sucedieron a su juventud, podemos mencionar a Michelet, Víctor Hugo, Voltaire, Dickens, Zola y Balzac, entre tantos otros. De alguna manera esa literatura, influyó en su visión del mundo que simultáneamente iría plasmando en sus lienzos y pinturas. El artista holandés recibía todo el tiempo información del mundo exterior a través de la vida y la literatura, y decodificaba y codificaba nuevamente toda esa
información a través de distintos canales: de sus escritos y de su pintura. Aún así, entiéndase lo siguiente, van Gogh, no era un hombre de letras, ni de academia; era un autodidacta que llevaba una vida plena, una vida auténtica, sustentada por el hecho de tener muy en claro que resulta imposible considerar la vana y mera escisión entre vida y literatura, entre pintura y vida, entre pintura y literatura. Por otra parte el excelso Vincent en su faceta como escritor, pudo observarse en el reflejo de la genuina prosa y la poética de sus cartas, sobre todo en sus “Cartas a Theo”. En ellas Vincent abría su corazón a su hermano, como si se tratara de sí mismo, de su mismísima consciencia, y en esas cartas volcaba todas sus aspiraciones, todas sus dudas, sus miedos, pero también sus CERTEZAS Y SEGURIDADES. En la presente carta van Gogh decía a Theo en el siglo XIX: “decir pocas palabras, pero que tengan un sentido, es mejor que decir muchas que no sean más que sonidos huecos”. Nuestro Vincent van Gogh argentino, Don Ernesto Sábato (escritor, lector, pintor), nos ha dicho en el siglo XX algo muy similar: “Un buen escritor expresa grandes cosas con peque
ñas palabras; a la inversa de un mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas”. Todo indica que los hombres auténticos dejaron de lado esa frivolidad llamada FORMA, y se centraron en la ESENCIA, en el FONDO, en el CONTENIDO, en el interior auténtico de todo hombre y mujer que nunca podrá ser una máscara. Finalmente en el siglo XXI, y sin haber tenido una noción previa de los conceptos de van Gogh, la denominada #GeneraciónSucia que encabeza este espacio, tiene como principal premisa que LITERATURA Y VIDA son dos cuestiones inescindibles, y no hay vuelta de tuerca que darle.
By Augusto Morelli– (F.M.)




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