El rincón de Debbie El díario del rincón de debbie

Cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Théo

×

Error message

  • Notice: Trying to access array offset on value of type int in element_children() (line 6656 of /hosting/www/elrincondedebbie.com/public/includes/common.inc).
  • Deprecated function: implode(): Passing glue string after array is deprecated. Swap the parameters in drupal_get_feeds() (line 394 of /hosting/www/elrincondedebbie.com/public/includes/common.inc).
<- Volver Atrás

16/01/2016 Cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Théo


Etten, 7 de setiembre de 1881.
Old boy, esta carta es para tí solo; tendrás la bondad de reservártela, ¿verdad?
Debo preguntarte primero si te sorprende en lo mínimo que pueda existir un amor suficientemente serio y ardiente para no dejarse enfriar ni siquiera por numerosos "no, jamás, jamás". Me parece, por cierto, que, lejos de sorprenderte, eso ha de parecerte natural y "razonable".
El amor, en efecto, es una cosa positiva, una cosa fuerte, una cosa real a tal punto que a quien ama le es tan imposible arrancar ese sentimiento como atentar contra su propia vida. Si me contestas: "empero, hay hombres que atentan contra su vida", contestaré sencillamente: "no creo ser hombre de semejantes inclinaciones".
Verdaderamente, le tomo gusto a la vida, y estoy muy feliz porque amo. Mi vida y mi amor son una sola cosa. "Pero, me objetarás, te encuentras ante un "jamás, no jamás". Y yo contesto: old boy, provisionalmente considero ese "jamás, no, jamás" como un carámbano que aprieto contra mi corazón para deshelarlo.
Saber quien triunfará, el frío de ese carámbano, o mi calor vital, es una cuestión delicada acerca de la cual prefiero, provisionalmente, no pronunciarme; y me gustaría que los demás tampoco hablen de ello, si no
tienen otra cosa que "indeseable", "tarea de loco", y otras insinuaciones amables. Si tuviera ante las narices un iceberg de Groenlandia o de Nueva Zembla, no sé de cuántos metros de altura, espesor y anchura, la situación serían, por cierto, críticos si uno quisiera abrazar esa masa y apretársela contra el corazón para licuarla.
Pero considerando que provisionalmente no he divisado delante de mi proa una mole de hielo de semejantes dimensiones, considerando, digo, que con todos esos "jamás, no, jamás" no mide numerosos metros de altura, espesor y anchura, y que, si he medido bien, puede ser abrazada, aun no puedo darme cuenta del carácter "insensato de mi conducta.
Por mi parte, pues, yo aprieto sobre mi corazón el carámbano "jamás, no jamás" y no encuentro ninguna otra solución. ¿Y si quiero esforzarme por hacerlo desaparecer y deshelarse, quién puede oponer mis objeciones?
No sé en qué manual de física han podido aprender que el hielo no se derrite.
Me siento muy inclinado a la melancolía cuando veo que tanta gente toma las cosas demasiado en serio, pero no tengo en absoluto la intención de ponerme melancólico yo mismo y dejar que se abata el valor con que me he armado. Lejos de mi esa idea.
Sea melancólico quien quiera; ¡estoy harto, y sólo quiero estar alegre como una alondra en primavera! No quiero cantar otra canción que ¡Aimer encore! (Seguir amando). Te complacerías tú, Théo, en ese "jamás, no, jamás"? Creo verdaderamente lo contrario de ti. Pero parecen existir hombres que encuentran placer - quizá "sin darse cuenta", evidentemente con la mejor voluntad, con las mejores intenciones- en dedicarse a arrancarme los carámbanos del pecho, y que, inconscientemente, arrojan sobre mi amor ardiente más baldes de agua fría de lo que imaginan.
Pero estoy seguro que numerosos baldes de agua fría no me enfriarán, old boy, por el momento.
¿No encuentras tonta a la gente que insinuó que yo debería prepararme para eso?, que pronto me enteraría que ella aceptaba a otro pretendiente más rico, que ella había embellecido y sería solicitada, que ella tenía decididamente poca inclinación hacia mí, si yo me excedía del "hermano y hermana" (¡es el extremo límite!), ¡qué sería una verdadera lástima si, entretanto (!!!), yo dejaría pasar otro oportunidad, quizá mejor!!!
Quien no ha aprendido a decir: "ella, y ninguna otra" ¿sabe lo que es el amor? Cuando me dijeron todas esas cosas, sentí con todo el corazón, con toda el alma, con toda mi inteligencia: "ella, y ninguna otra". "Debilidad, pasión, irrazón, falta de experiencia del mundo, eso es lo que demuestra usted, dirán acaso algunos, cuando uno dice: "ella y ninguna otra". "Tome serias precauciones, trata de arreglar las cosas”. ¡Lejos de mi semejante idea!
Que mi debilidad sea mi fuerza; quiero depender de ella y de ninguna otra; y aunque pudiera, no quisiera ser independiente de ella.
Ya lo quiso a otro, y sus pensamientos están siempre en ese pasado, y parece tener escrúpulos de conciencia con sólo pensar en un nuevo amor posible. Hay, sin embargo, una frase, y tú la conoces: "¡Es preciso haber amado, des-amar después, y finalmente amar de nuevo!"
"Amad de nuevo, mi querida, mi tres veces querida, mi adorada".
He visto que pensaba siempre en el pasado y se sumía en él con devoción. Entonces, me vino este pensamiento: aunque respeto ese sentimiento, y su gran dolor me conmueve y me impresiona, encuentro en ello algo fatal.
No puede, por lo tanto, enternecer mi corazón; pero es preciso ser firme y resuelto como un estilete de acero. Quiero esforzarme por hacer nacer algo nuevo que no haga desaparecer lo antiguo pero tengo igual derecho a la existencia.
Y entonces empecé -con pesadez y torpeza al principio, pero con decisión, sin embargo- hasta llegar a las palabras: "K., la quiero como me quiero a mi mismo". Y es entonces cuando me dijo "jamás, no jamás".
Jamás, no, jamás: ¿qué puede oponerse a eso? "¡Amar de nuevo!" Aun no puedo decir quién triunfará. Dios lo sabe. Yo sólo sé esta cosa única: "that I had better stick to my faith" ("Que mejor será que me aferre a mi fe")
Cuando, este verano, oí el "jamás, no, jamás", Dios mío, fue terrible, aunque no inesperado; sentí al principio algo aplastante como la condenación eterna- y, realmente, en ese momento, por decir así, la frase me arrojó al suelo.
Pero entonces, en esa indecible angustia de mi alma, una idea brotó como una claridad en la noche; especialmente ésta: ¡ que se resigne quien pueda resignarse, pero si usted puede creer, entonces crea. ¡Entonces me levanté, no como un resignado, sino como un creyente, y no tuve otro pensamiento que éste: ¡ella, y ninguna otra!
Me dirás: de qué vivirán ustedes si la decides a escucharte; o, quizá: no será tuya. Pero no, no me dirás eso. Quien ama, vive; quien vive, trabaja; quien trabaja, tiene pan.
Por eso estoy sereno y confiado en este asunto; y precisamente esto ejerce su influencia en mi trabajo, que me atrae cada vez más, precisamente porque me doy cuenta que triunfaré. No quiero decir que llegaré a ser algo extraordinario, sino algo, ordinario, lo cual significa para mí que mi obra será sana y "razonable" y tendrá una razón de ser y podrá servir para algo. Creo que nada nos coloca con tanta intensidad en la realidad como un verdadero amor. Y el que vive en la realidad ¿está en mal camino? Creo que no. Pero ¿con qué puedo comparar este sentimiento característico, esa comprobación característica del estado amoroso? Porque, realmente, es el descubrimiento de un nuevo hemisferio para un hombre, eso de enamorarse seriamente en su vida.
Y por eso quisiera que, por tu parte, te enamoraras; pero para eso se necesita a una ella; en cuanto concierne a esa ella, sin embargo, ocurre como con otras cosas: quien busca, halla, aunque el hecho de encontrar sea una felicidad y no un mérito para nosotros.




En QDQ