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Tengo tanto que agradecerle a la vida....

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14/04/2017 Tengo tanto que agradecerle a la vida....


Tengo tanto que agradecerle a la vida....
La vida es maravillosa, bella y decididamente frágil. La vida fue creada para ser disfrutada. Cada día es un milagro que conlleva una nueva oportunidad de vivirla con plenitud y vivirla intensamente ha de ser una forma o manera de honrar el regalo que hemos recibido al venir a este mundo.

Su deslumbrante y atractivo influjo seduce al individuo en su forma de concebirla y desde esa profunda concepción y estrecha conexión, ha nacido en el interior del Hombre la necesidad de poner arte y creatividad en el centro diario de su vida. Cuando la existencia del ser espiritual conecta con la existencia misma de la vida a nivel consciente pasa a sentirse parte indivisible de ese único TODO llamado Divinidad, Universo y Humanidad. Todos somos uno.

Sabemos que la vida es un camino escarpado de difícil transitar, plagado de vicisitudes, peligros e incertidumbres y como no también de momentos entrañables, apreciados y gratificantes. La vida son muchas cosas…y entre esas cosas, un camino sabio de aprendizaje, donde todas las vivencias cuentan por igual, hayan sido éstas buenas o malas, excelentes, admirables o terribles ¿Por qué han de ser calificadas entonces en buenas o malas las vivencias si en realidad todas son experiencias que nos ayudan a crecer?

No descalifiquemos entonces a ninguna. Aceptemos que todas son necesarias. Una vivencia se convierte en experiencia cuando captamos su mensaje, lo asimilamos y lo ponemos en práctica. Aprendemos de una experiencia cuando somos capaces de integrarla y permitir que modifique nuestra conducta para mejorar.

Mucha gente, entre esas yO, concebimos la vida como un misterio fascinante. Un misterio que también deseamos explorar. Podría decirse que es una especie de proyecto donde tienen cabida las ideas, la creatividad y los sueños. Donde todo lo que imaginas y anhelas es posible si te lo propones.

Absolutamente todo cuanto acontece en nuestras vidas nos ayuda a reflexionar, a encontrar inspiración, a planificar como deseamos vivir y a escoger la certera actitud con la que afrontar los desafíos y retos de la misma.

En un mundo complejo y difícil, donde todos en algún momento somos víctimas; será la actitud con la que enfrentemos esos problemas lo que marcará verdaderamente la diferencia entre sentirnos felices o desgraciados. La elección está en cada uno. Personalmente y después de mucho padecer puedo ahora sentir auténtica serenidad en mi yO interior.

Comprendo que la felicidad no significa sentirnos siempre felices. A menudo las personas relacionan a la felicidad a un estado de bienestar, de metas conseguidas, de logros, de plenitud con uno mismo o con el entorno, y para mi entender es como si ese estado de felicidad estuviese sólo sujeto a resultados positivos, a cosas buenas. ¿Y qué suele ocurrir entonces cuando las cosas se tuercen, cuando las cosas no salen como esperábamos, cuando sufrimos desilusiones, cuando padecemos injusticias, cuando renegamos del prójimo,….ocurre que simplemente dejamos de ser felices, dejamos de sentir ese estado de bienestar que equivocadamente llamamos FELICIDAD y del cual excluimos al sufrimiento, a la negatividad y a toda sensación perturbadora.

Quienes comparten con sabiduría, aceptación y alegría los obstáculos del camino que nos toca recorrer así como los sinsabores de la vida que no escogemos pero que ella eligió para nosotros, somos los que alcanzamos y abrazamos ese estado de serenidad y de gracia divina.

Dicha serenidad nada y todo tiene que ver con lo que acontece alrededor nuestro. Nada porque los serenos de corazón no rechazamos los desafíos del destino por llamarlos de alguna manera y todo porque los serenos de corazón los aceptamos sin juzgarlos ni cuestionarlos. Simplemente confiamos en que están presentes siempre para enseñarnos algo.

La serenidad que reina en nuestro interior no está sujeta a como se den los acontecimientos ni es prisionera del sufrimiento. La felicidad es sentirnos serenos. Puedo sostener sin engaño que soy un ser feliz y soy feliz porque hay serenidad en mi alma, calma en mi espíritu, alegría en mi corazón y esperanzas y no por ello soy ajena al dolor, ni a la tristeza, ni a la crueldad que reina en el mundo ni indiferente a las necesidades de mis hermanos. Yo amo a todos mis hermanos, al mundo entero y tampoco soy una hipócrita por disfrutar mí día a día y aceptar que las cosas vienen como vienen pese a que no sean de mi agrado. Mi alegría, mi serenidad se sustentan en la confianza y fe que le profeso a Dios y a mí persona. No hay más secreto que este.
debbie mocsáry agüero

Hay quien ha podido describir mejor que yo, el significado de serenidad, y que posiblemente muchos conocéis. Por ello quiero compartir con vosotros la Plegaria de la Serenidad, también conocida como oración de la Serenidad. El comienzo es una oración atribuida al teólogo, filósofo y escritor de origen alemán Reinhold Niebuhr y cuya versión más conocida dice así:

“Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.

Versión completa – El texto íntegro continuaba así:
Versión en español

Viviendo día a día;
disfrutando de cada momento;
sobrellevando las privaciones como un
camino hacia la luz;
aceptando este mundo impuro tal cual
es y no como yo creo que debería ser,
tal como hizo Jesús en la tierra:
así, confiando en que obrarás siempre el bien,
así, entregándome a Tu voluntad,
podré ser razonablemente feliz en esta vida
y alcanzar la felicidad suprema a Tu lado en la próxima.
Amén.

Original
Living one day at a time,
Enjoying one moment at a time,
Accepting hardship as a pathway to peace,
Taking, as Jesus did,
This sinful world as it is,
Not as I would have it,
Trusting that You will make all things right,
If I surrender to Your will,
So that I may be reasonnably happy in this life,
And supremely happy with Your forever in the next.
Amén.

[[Nota aclaratoria sobre el origen del autor de la Plegaria de La Serenidad tan cuestionada a Reinhold Niebuhr y al fin reconocido como su legítimo autor]].

Origen: Durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI se había dado por seguro que el autor de la oración era el teólogo protestante nacido en Missouri (Estados UInidos) Reinhold Niebhur, y él mismo, dentro de su humildad, así lo sugería; su esposa Úrsula, también teóloga fijaba además el año: 1940; y la hija de ambos, Elisabeth Sifton, editora y publicista, que en 2003 publicó un libro sobre la cuestión, precisaba que se entonó por primera vez algo más tarde, en el año 1943, durante un servicio religioso dominical en la bucólica Villa de Heath, en Massachusetts, donde la familia solía pasar los veranos.

[Presa de Dell, en las cercanías de Heath- Massachusetts]. En este entorno bucólocico se supone que Reinhold Niebuhr compuso la plegaria de la Serenidad.No me deja la página subir más de una foto, asi que esta fotografia estará subida con el mismo texto el día 14 de Abril de 2017, en mi Diario y en Escrito (PDF). Alli podréis mirarla. Lo siento.

Sin embargo, Fred R. Shapiro, editor del libro de Citas y Aforismos The Yale Book of Quotations y especialista en investigar el origen de citas erróneamente atribuidas, sugería en 2008 que Niebuhr – al que, por otra parte, con-sideraba una persona honrada y de talante modesto – la habría adaptado de manera inconsciente a partir de frases llegadas a sus oídos o leídas por él en alguna de sus múltiples investigaciones teológicas. Aun sin dejar de reconocer la influencia de esos versos sobre la vida de tantas personas a lo largo del tiempo, para Shapiro lo que se formula allí “no es muy sofisticado desde el punto intelectual” y alguien lo habría expresado de algún modo tarde o temprano.

De la extensa – y, en buena medida, exagerada – nómina de supuestos autores cabe citar a Epícteto, Aristóteles, Cicerón, Marco Aurelio, San Agustín, Boeccio, Francisco de Asís, Santo Tomás de Aquino, Baruch Spinoza, Friedrich Schiller, el obispo coadjutor Oliver J. Hart y diversos líderes militares de la Segunda Guerra Mundial, así como innumerables fuentes anónimas que se remontan hasta el antiguo Egipto.

Otro intelectual al que se le atribuyó por error fue el teólogo alemán del siglo XVIII Friedrich Christoph Oetinger. La confusión se produjo a raíz de que un profesor de la Universidad de Kiel, Theodor Wilhelm, publicó a principios de la década de 1950, bajo el seudónimo de Friedrich Oetinger, un libro que reproducía la plegaria.

En la revista Grapevine, de la Asociación de Alcohólicos Anónimos, se llegó a decir, no sin ironía, que a lo largo de la historia había sido atribuida “a casi todos los teólogos, filósofos y santos que en el mundo han sido”.

Finalmente, otras fuentes la consideraban un proverbio anónimo transmitido gracias a la tradición oral.

En su artículo de 2008, Shapiro aporta documentos de antes de 1942, que citan la plegaria, a veces con variaciones y sin aludir en ningún momento al teólogo de Missouri. Los documentos proceden de diversas bases de datos en Internet como Newspaper Archive.com, ProQuest o Google Books. Es precisamente en este enfoque de la investigación, orientada en exclusiva hacia los motores de búsqueda de información digital, donde la hija del teólogo Sifton encuentra las mayores fisuras en la tesis de Shapiro:

La tecnología no se basta por sí sola para resolver los problemas; antes de decidir sobre la autoría de un texto hay que comprender su sentido y su contexto.
Elisabeth Sifton

Un año después, otro investigador del origen de dichos y frases célebres, Stephen Goranson, daba un giro a los postulados de Shapiro al hallar una carta fechada en 1937 que atribuía a Niebuhr la autoría de la plegaria. En esta carta publicada en una revista de orientación cristiana (The Intercollegian and Far Horizons, la frase que aludía a la fortaleza (courage) aparecía en primer lugar, antes que la referida a la serenidad:

“Father, give us courage to change what must be altered, serenity to accept what cannot be helped, and the insight to know the one from the other”.

Este hecho precisamente vendría a corroborar la hipótesis de que pertenecía a Neibhur. Shapiro reconoció la validez de las nuevas pruebas y declaró que en la siguiente edición The Yale Book of Quotations incluiría la plegaria de la Serenidad en la entrada correspondiente a Niebhur.

En la cultura popular, fue así como se difundió:

En 1944, Howard Chandler Robbins, un diácono episcopal vecino y amigo de Niebhur, que había asistido a un oficio religioso de este en Heath, solicitó permiso al oficiante para reproducir la oración en un folleto dirigido a las fuerzas armadas, y ese fue el origen de su amplia difusión.

Desde entonces, ha sido ampliamente adoptada tanto por personas de creencia religiosas como por no creyentes, y su popularidad se ha extendido tanto que se ha grabado en placas urbanas, joyas y epitafios; figura en esquelas, obras de autoayuda e imprevistos diversos; y se comercializa en objetos promocionales de todo tipo.

La oración ha llegado también al ámbito de la música rock: en 1981, el cantante canadiense Neil Young incluyó una versión en latín en la portada de su LP REACTOR. Textualmente dice así:

Deus, dona mihi serenitatem accipere res quae non possum mutare, fortitudinem mutare res quae possum atque sapientiam differentiam cognoscere.

Entre sus adaptaciones más conocidas destaca la del programa de los Doce Pasos de la Asociación de Alcohólicos
Anónimos (AA). De hecho, en los años cuarenta del siglo XX se la conocía como la “Plegaria de AA”

idm




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